02 febrero, 2011

La traición del nacionalismo vasco a la República.

La Guerra Civil española aún está llena de claroscuros. Los intereses partidistas trataron ocultar, o al menos de silenciar, episodios no demasiado conocidos y muy poco dignos. Ningún bando, ningún partido estuvo libre de esos comportamientos. Con el paso de las décadas algunas actuaciones salieron a la luz, otras siguen enterradas en algún cajón del olvido.
El golpe de estado de Julio de 1.936 y el estallido de la contienda situó al nacionalismo vasco frente a un gran dilema. El PNV era un partido conservador y muy católico que se encontraba alejado de los partidos de izquierdas, pero era consciente que el ultranacionalismo centralista del bando sublevado chocaba frontalmente con sus aspiraciones. Aunque optaron por mantenerse fieles a la republica fueron los últimos en crear milicias para enfrentarse al enemigo e incluso una parte del PNV de Vizcaya trató de imponer su visión de que la guerra era un asunto español en el que no debían involucrarse. Ya desde el inicio del conflicto trataron de negociar con los fascistas a través de la mediación del Vaticano. El 8 de mayo de 1.937 el futuro Papa Pío XII envío un telegrama al Lehendakari Aguirre sobre los términos de una rendición. A cambio de la entrega de Bilbao, había recibido la garantía de Franco de respetar la vida y los bienes de los que se rindieran de buena fe y la salida de los dirigentes del PNV. El telegrama nunca llegó a su destino, sino a manos del Gobierno republicano. Su entonces presidente, Largo Caballero convocó a parte de los miembros del gobierno para explicarles la situación, excluyendo a nacionalistas vascos y catalanes, anarquistas y comunistas, a quienes no quería hacer partícipes de sus preocupaciones.
Las negociaciones entre los nacionalistas y los italianos siempre se llevaron en secreto, pero existieron. En junio, cuando la caída de Bilbao ya estaba próxima, se intensificaron. Mientras el Gobierno de la República desde su sede en Valencia llamaba a la resistencia, el gobierno vasco ordenó la evacuación de la ciudad sin combatir. En la margen izquierda de la ría estaba situada la industria pesada. Era de vital importancia para el curso de la guerra evitar que cayera en manos del enemigo. Por ello, desde Valencia exigían su destrucción. La petición también fue desobedecida por los batallones de gudaris. Incluso se enfrentaron a los comunistas que trataron sin éxito de cumplir las órdenes. Al parecer entre las unidades que se lo impidieron ya se encontraban infiltrados algunos soldados franquistas.

La actuación del Lehendakari nunca fue clara, porque aunque de forma pública rechazó cualquier propuesta de capitulación, estaba al corriente de las negociaciones. Éste es un hecho discutido y poco conocido, pero las investigaciones reciente de los investigadores, centradas en la documentación de la diplomacia italiana de la época, lo demuestran. Negociadores vascos se trasladaron a Roma poco después de la caída de Bilbao con la misión de tratar con el régimen de Mussolini. Sus credenciales estaban firmadas por el Euzkadi Buru Batzar, el máximo organismo de gestión del PNV, pero también por Aguirre. El objetivo era entrevistarse con el Duce con el objetivo de explicarle siete puntos entre los que estaba informarle que los vascos no eran españoles y cuáles eran sus motivos por los que vieron abocados a entrar en la contienda. El dictador italiano no los recibió. Delegó en Ciano su ministro de asuntos exteriores, que les hizo muchas promesas. Los negociadores venidos de Euskadi dejaron claro que había que evitar que pareciera una rendición. Tenía que verse como una victoria italiana. Mientras tanto, Aguirre trataba de convencer al Gobierno de Valencia de que evacuara las tropas vascas de Santander hacia Cataluña. Era una operación imposible de ejecutar.
Tras la caída de Bilbao lo que quedó del denominado Ejército de Euskadi pasó a llamarse XIV Cuerpo de Ejército, formado por todas las organizaciones del Frente Popular, en la que los nacionalistas sólo representaban un tercio de todas las fuerzas. No obstante, seguían bajo el mando del Lehendakari. Las órdenes que el PNV dio a los suyos era mantenerse a la defensiva en el frente que miraba a Vizcaya, sin ayudar al resto de compañeros republicanos que estaban combatiendo. El 14 de agosto Franco lanzó la ofensiva final contra Cantabria y las unidades republicanas se concentraron en Santoña con la esperanza imposible de ser evacuados a Francia. Los nacionalistas estaban mientras negociando con los fascistas italianos el llamado Pacto de Santoña. En él se establecía la entrega de los batallones vascos con la condición que las tropas italianas los acogieran bajo su soberanía en calidad de prisioneros de guerra y no fueran entregados a Franco

Cuando los solados vieron que la evacuación era imposible y algunos de sus compañeros de Euskadi se negaban a luchar estalló la rabia. En esa situación algunos batallones republicanos se negaron a rendirse y huyeron hacia Asturias con la misión de continuar la lucha. Las unidades que obedecían al PNV, en cambio, depusieron las armas, pese a que el general que estaba al frente del Ejército del Norte amenazó con bombardear sus posiciones. Diez días más tarde, dos oficiales de los batallones vascos, atravesaron las trincheras con la misión de ofrecer la rendición incondicional de treinta mil soldados a los Flechas Negras de Mussolini. Recibieron la promesa de que dos mil hombres, sólo los oficiales y los mandos políticos del PNV, iban a ser evacuados a Francia, pero los barcos que debían hacerlo nunca llegaron. Estuvieron nueve días bajo custodia de los italianos, mientras estos negociaban con Franco en Salamanca la capitulación. Fue inútil. Franco no aceptó los acuerdos del Pacto de Santoña, sus soldados se hicieron cargo de los prisioneros e inmediatamente iniciaron la represión. La mayoría de los asesinatos se cometieron contra los comunistas y los anarquistas, pero alcanzaron también al resto de los partidos políticos, incluidos los del PNV. No obstante, los dos negociadores que capitalizaron la traición a la República fueron liberados cuatro años más tarde.
Aguirre trato con su palabras de encontrar excusas “los elementos nacionalistas, desde la caída de Bilbao, sufrieron en todo su ser la sensación de que ya para ellos todo estaba perdido. Los demás partidos tenían una continuidad política en los demás territorios. Ellos, no. Se atravesaban las fronteras de nuestro pueblo donde la gente hablaba otro idioma” para su partido era imposible entender que, por encima de las ideas nacionalistas, había una lucha mucho más importante, la lucha por la libertad, por la vida. Me temo que es una lección que aún no han aprendido y una historia que no quieren recordar.

6 comentarios:

  1. ¿Y donde estaban los aviones de la republica cuando toda la maquinaria belica sublevada se cernia sobre el norte?¿Por que no acudio nadie?
    Es mas facil pedir a los vascos que mueran como perros, sin medios y sin ayuda. La resistencia de los batallones de gudaris sorprendio incluso al bando nacional que esperaba la toma del territorio en dos semanas.Por otro lado, la no destrucción de la industria de Bilbao fue lo que le permitio seguir siendo economicamente viable en la postguerra y que la mitad de la población no se mueriera de hambre. Claro,¡que los vascos vuelen su modo de vida! Que facil es el revisionismo historico.

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  2. Puestos a preguntar ¿donde estaba esa aviación republicana mientras miles de mujeres y niños eran masacrados por los nacionales en la carretera que les alejaba de Málaga? Aquella fue la mayor masacre de la guerra, pero como no quedó reflejada en ningún cuadro, ni en la cámara de ningún fotógrafo, fue silenciada por ambos bandos. Hubo mucha gente que murió por la ineficiencia en determinados momentos del gobierno republicano. La mayoría de los vascos estuvieron a la altura de los acontecimientos dramáticos que les tocaron vivir, cómo otras muchas personas de diferentes zonas del país. Mi interés no es establecer un ranking de heroicidad entre los diferentes pueblos o territorios. Pero, por mucho que hayan tratado de silenciarlo, las élites del nacionalismo vasco tuvieron un comportamiento vergonzoso y traidor. Me resulta curioso como, después de décadas en las que muchos (de ambos bandos) han tratado de esconder en el cajón del olvido todo lo que les avergüenza, ahora se tenga aún la poca moral de calificar como "revisionista" a aquellos que tratan de desempolvar aquellos hechos. Puedo entender que, en un determinado momento de pragmatismo no se volaran las fábricas que puodían asegurar el futuro, aunque esa decisión colaborara en el camino hacia una derrota que, por otra parte, empezaba ya a ser inevitable. Lo que me parece denunciable y vergonzoso, es que negociaran a escondidas con el enemigo y traicionaran a los compañeros de lucha, abandonándolos a su suerte. También me cansa que cuando se critica al nacionalismo vasco, en este caso además a una parte del mismo (sus dirigentes), los nacionalistas hagan extensible esa critica a todo el pueblo vasco. Algunos de aquellos gudaris se negaron a obedecer a Aguirre y siguieron luchando hasta el final, el "glorioso" Lehendakari no tuvo una postura tan digna.

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  3. Para el "Anónimo" del comentario inicial:

    Sólo dos palabras para tí en este tiempo, que sirven para la mayor parte de tus paisanos en aquellos días de 1937:

    ¡COBARDE TRAIDOR!


    Un asturiano.

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  4. Creo que no debemos generalizar a todo un colectivo, ni llamarles cobardes. Tampoco responsabilizar a las generaciones presentes de lo que sucedió hace 70 años. Los líderes del nacionalismo vasco de 1.937 no representan a la totalidad del pueblo vasco de 1.937 y mucho menos al de 2.012.

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  5. El articulo me pareceia correcto hasta que has afirmado que los vascos de hoy en dia no luchan por un bien comun, como vasca me siento insultada cuando insinuas que el pueblo vasco no ha aprendido de sus errores, no voy a entrar en diferencias de región ni autonomia porque no es el caso ni parece ser que entiendas el sentimiento que tenemos. Como tú critico a la traición por los gobernantes, critico la forma de negociación llevada a cabo, pero si insinuas que el sentimiento nacionalista es contrario a la lucha por la libertad común estas muy equivocado. Te voy a explicar una cosa (sin intención de ser condescendiente) el nacionalismo euskaldun no pretende una desvinculacion completa del pais, no estamos hablando de independentistas, no nos consideramos superiores ni en derechos ni en raza, llevamos muy arraigada la idea de obigación con nuestro pueblo y "nadie mea fuera del tiesto" por lo tanto como persona individual me enerva que otras comunidades consientan lo que aqui no se consiente y luego paguemos todos. y cuando digo todos es TODOS, no me refiero a solo Euskal Herria. Aqui los ladrones han ido a la carcel, se lucha por educacion sanidad y cultura cada dia desde los ayuntamientos e instituciones gubernamentales y la solidaridad ciudadana es reconocida a nivel internacional. Entiendo que las decisiones tomadas en 1937 no fueron faciles para nadie, ni para el lehendakari ni para los soldados que decidieron deponer o no las armas, como ya he dicho no comparto las formas ni el modo, pero si intentar negociar la rendición (cuando tu mismo reconoces que el final se veia venir) para que tu pueblo sufra lo minimo posible es traición yo me pregunto a quien, traición a la republica si, comulgo contigo, ¿traición al pueblo?... En cuanto al asturiano que ha comentado me parece aberrante. Tengo sangre asturiana, a mucha honra pero siento vergüenza de que se atreva a insultar a personas que perdieron todo, cobarde me parece el que se esconde detras de escusas para no dar la cara no los gudaris que salieron a defender sus tierras, me parece bochornoso que acuses de cobardes a soldados, dime tu por que has luchado en tu vida. Las palabras que tendria que dedicar a tal especimen no me parecen adecuadas ni respetuosas para escribir en un medio publico y pido al administrados de este blog que suprima ese comentario por insultante y dañino. Mis antepasados murieron en esa guerra para que ahora los taches de cobardes.

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    1. Te animo a que releas el artículo porque en ningún momento realizo ninguna de las afirmaciones que me achacas. Y te repito a ti lo que ya le dije a otra persona que hizo un comentario aquí y que puedes leer más arriba: "me cansa que cuando se critica al nacionalismo vasco, en este caso además a una parte del mismo (sus dirigentes), los nacionalistas hagan extensible esa critica a todo el pueblo vasco. Algunos de aquellos gudaris se negaron a obedecer a Aguirre y siguieron luchando hasta el final, el "glorioso" Lehendakari no tuvo una postura tan digna."

      En ningún momento critico a los vascos, ni al nacionalismo en su conjunto. Sólo insisto en que la posición de Aguirre y de algunos de los dirigentes del PNV en aquel momento me parece vergonzosa. No ya por pactar una rendición, sino por los términos en los que la hicieron y por dejar a sus compañeros de armas con el culo al aire.

      Yo no comparto el comentario del compañero "asturiano" y ya le contesté en este blog. Si comparto que, desde mi punto de vista y le duela a quien le duela, Aguirre fue un traidor (que pasó a la historia -como otros muchos- como un héroe). Entiendo que aquellos que lo glorifican les fastidie que sepa información que trataron de ocultar.

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