23 agosto, 2010

El heroísmo de los republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, aún se encontraban en Francia casi 150.000 excombatientes republicanos. La mayoría de ellos habían sido recibidos con hostilidad por las autoridades galas cuando habían cruzado la frontera sólo unos meses antes. Ahora volvían a ser hombres que, con experiencia en el combate tras la Guerra Civil Española, podían desempeñar funciones muy útiles en las acciones militares. Les ofrecieron alistarse en la Legión Extranjera para poder salir así de los campos en los que los habían internado, pero la mayoría, movidos por fuertes ideales, no aceptaron integrarse en ese cuerpo. Cuando las autoridades del país vecino comprobaron que los alistamientos eran escasos, inventaron una fórmula donde poder reclutar a aquellos antiguos soldados: las Compañías de Trabajadores Extranjeros, a las que se les encomendaron órdenes de defensa y construcción de fortificaciones. Se calcula que unos 75.000 hombres se alistaron voluntariamente o de forma forzosa en esas compañías. Otros 35.000 ingresaron en el ejército francés.

Desde el primer momento del conflicto, los antiguos combatiente republicanos participaron brillantemente en las acciones bélicas contra los nazis. Al inicio de la guerra, los aliados decidieron ocupar los puertos del norte de Noruega, desde donde se embarcaba el hierro de las minas suecas con destino al Tercer Reich, pero los alemanes se les adelantaron e invadieron el país. Cuerpos expedicionarios franceses y británicos trataron de ayudar a las fuerzas noruegas a reconquistar su país, pero, frente a la superioridad enemiga, decidieron concentrarse en los puertos del norte. Entre ellos estaba la 13 Brigada de la Legión Extranjera Francesa, compuesta en su mitad por antiguos republicanos, que consiguió liberar la población de Narvik, pese a las muchas bajas que le ocasionó un enemigo muy superior. El general Béthouart, que estaba al mando de la brigada, definió a aquellos novecientos españoles como “morenos, alborotadores, difíciles de mandar, pero de una valentía extraordinaria”. La gesta resultó estéril, porque el Alto Mando Aliado decidió la retirada del país, en vista del desastre que se estaba produciendo en el frente francés. En esa batalla murieron muchos españoles, que están allí enterrados. Uno de ellos, ganó la primera medalla militar francesa. La primera condecoración de los varios millares que obtendrían nuestros compatriotas durante la contienda mundial.


Tumbas de soldados españoles en Narvik

Tras el rápido avance de las divisiones alemanas y el derrumbe del frente en Francia, los soldados británicos y franceses quedaron sitiados en el puerto de Dunkerque. Hasta allí dirigieron los ingleses, a la desesperada, todas las embarcaciones posibles. Durante cinco días estuvieron embarcando a las tropas británicas, sólo entonces permitieron el embarque de las tropas francesas y del resto países. De esas tropas formaban parte unos veinte mil españoles, enrolados en ocho Compañías de trabajo, de la 111 a las 118. Menos de la mitad pudo llegar a Dunkerque, el resto cayó en los combates o fueron hechos prisioneros. A los que consiguieron llegar al puerto no se les permitió subir a los barcos. Menos de dos mil consiguieron alcanzar la costa inglesa con sus propios medios y la mayoría de los cuales fueron tratados como prisioneros alemanes e incluso devueltos a Francia. Los republicanos que habían sido apresados por los nazis en Francia fueron considerados apátridas, desprovistos de su condición de prisioneros de guerra y deportados a los campos de exterminio. Muchos de ellos fueron internados en Mauthansen. Esa es otra historia que merecer ser contada.

Los nuestros siguieron combatiendo durante la guerra en varios frentes, tanto en Europa como en el Norte de África. En 1.942, se creó el XIV Cuerpo de Ejército de Guerrilleros Españoles, en homenaje al cuerpo del mismo nombre que había luchado durante la Guerra Civil. Estaba formado por 7 divisiones y 31 batallones, que posteriormente se convirtieron en la Agrupación de Guerrilleros Españoles. Estas unidades, aunque en teoría dependían de las Fuerzas Francesas, tenía 
total autonomía y fueron fundamentales en acciones de la Resistencia contra los alemanes.





En la noche del 24 de agosto de 1944, la 9º Compañía irrumpió en el centro de Paris por la Porte d’Italie. Aquellos militares vestían uniforme estadounidense, pero pertenecían al ejército francés que venía a liberar París. Sus tanques tenían escritos en el carenado nombres como Belchite, Guadalajara o Brunete. El primero que entró en la plaza del ayuntamiento, disparando contra un nido de ametralladoras alemanas, exhibía en letras blancas la palabra Ebro. Cuando los civiles salieron a la calle cantando la Marsellesa, felices por la liberación, se sorprendieron de que aquellos primeros soldados hablaran castellano y ondearan la bandera tricolor de la república. La novena estaba formada por españoles y pertenecía a 2ª División Blindada que, al mando del general Leclerc, había participado en el desembarco de Normandía y en el avance aliado hasta la capital gala. También en una operación militar de alto contenido simbólico como fue la toma del Nido del Águila, la residencia de montaña desde donde Hitler había planeado la conquista de Europa. De los 148 soldados españoles que habían desembarcado en la llamada playa de Utah en Normandía, sólo 16 habían conseguido sobrevivir. La sección que abría el desfile de la victoria del General de Gaulle por los Campos Elíseos de Paris era la Novena, con sus tanques con nombres de ciudades, donde habían librado combate durante la guerra civil. En marzo de 1.945 el gobierno francés, les concedió a los republicanos la condición de refugiado, en reconocimiento por sus actos heroicos en la Resistencia y en la victoria sobre el fascismo.


Españoles en el desfile de la victoria

Pero luego la historia oficial se olvidó de ellos. El valiente ejército británico no quería recordar la vergüenza de su comportamiento en Dunkerque y el nacionalismo chovinista de De Gaulle no podía permitir que se recordara que fueron los españoles los que primero habían entrado en París. Aquellos hombres, que después de ser derrotados en su país y de ser maltratados por sus vecinos, no dudaron en volver a luchar para liberar a Europa del fascismo, también vieron incumplida su última esperanza. Europa no quiso continuar su lucha y permitió que el dictador fascista de España muriera en la cama después de una larga dictadura de cuarenta años y que las historias de esos valientes durmieran, como otras tantas, en el cajón del olvido.

Podéis encontrar más información en la siguientes webs, que considero muy interesantes:


Creative Commons License
dormidasenelcajondelolvido by José María Velasco is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

1 comentario:

  1. Buenas, en relacion a la 13ª Brigada (o mas bien semibrigada), en el asedio de Bir Hakeim queda mas patente la resolucion y coraje de los españoles:

    http://www.artehistoria.jcyl.es/batallas/contextos/4098.htm
    http://www.artehistoria.jcyl.es/batallas/contextos/4099.htm

    Un saludo.

    ResponderEliminar