02 febrero, 2012

Una novela cantada


Hay libros que resultan muy fáciles de leer, pero muy difíciles de escribir. Creo que Luna de lobos de Julio Llamazares puede ser uno de ellos. Detrás de su lectura hay mucho oficio, también mucho talento. Hace unos días, en la corrección de mi último ejercicio, mi profesor de novela me hablaba que hay algunas historias que son contadas y otras, muy pocas, que, por la cadencia con el que están escritas, son cantadas. No conozco ninguna más cantarina que la última que ha acabado de leer.

Luna de lobos tiene el ritmo medido del verso. No en vano su autor fue poeta antes que novelista. Y todo en esta novela es pura poesía. La estructura gramatical, la puntación, el uso del lenguaje, todo en ella está marcado por una cadencia que acompaña con suavidad al lector a lo largo de su capítulos.

El estilo es magnífico, genera una voz propia, distinta. El vocabulario está cuidado, adaptado al mundo que nos quiere contar. Los términos rurales y montañeros, los vocablos locales de los valles leoneses pueblan sus párrafos. Los hayedos, los brezales, las majadas, los mimbrales, las hazas, los tejos, las colladas nos transportan a un paisaje mágico donde transcurre la acción. Pero no se trata de una acción idealizada, sino dura, hostil, difícil. En el lirismo de ese entorno se produce la lucha más instintiva, la más cotidiana, la búsqueda de la supervivencia. En esa dualidad, a medio camino entre la belleza y la hostilidad, transcurre la subsistencia desesperada de cuatro antiguos combatientes republicanos que, tras la derrota, tratan de encontrar refugio para algo tan simple, y a la vez tan difícil en aquel contexto histórico, como era seguir con vida

La función del paisaje es clave en esta obra porque le sirve a Llamazares para transmitirnos los sentimientos de los personajes. “La noche es sólo una mancha negra y fría sobre el perfil de los hayedos que trepan monte arriba, entre la niebla, como fantasmagóricos ejércitos de hielo”. En ese territorio a los fugitivos no les queda otro destino que ir convirtiéndose en alimañas. “Una dulce sensación que me envuelve como niebla y que como niebla también se difumina y se deshace al contacto de mi mano en la pistola. Ese tacto frío y gris, en el bolsillo, que se encarga otra vez de recordarme lo que ahora de verdad yo soy aquí: un lobo en medio de rebaño, una presencia extraña y desconocida.”

Pero toda la hermosura del lenguaje, el uso de las metáforas, las sinestesias, las prosopopeyas serían un mero fuego de artificio sino fuera porque a través de todas esas imágenes vivimos como propios los sentimientos de los personajes que laten en cada frase. Y así les acompañamos en su huida hacia adelante, en el viaje que emprenden hacia ninguna parte. Nos duelen “las lenguas aceradas de las balas”. Sentimos las heridas como “un escozor azul que asciende por mi pierna llameando”. Nos estremecen como un escalofrío que nos recorre la espalda “la humedad y el frío que supuran las entrañas de la tierra”.

De entre todas las escenas magníficas, aún recuerdo la turbación que me produjo el momento en el que el protagonista baja del monte para visitar la tumba de su padre, enterrado apenas unas horas antes. “Un candado de hierro guarda bajo su óxido el sueño de quienes ya cruzaron el río del olvido. […] Aquí están, al fin, silenciosos y grises delante de mis botas, los montones de tierra donde fermenta el tiempo, donde se pudren con mansedumbre antigua pasiones y recuerdos. Aquí están como montañas de tristeza bajo una luna lejanísima y mojada”.

En el poco más de un centenar de páginas Llamazares nos condesa la historia con gran habilidad para seleccionar los fragmentos que quiere contarnos. Tal vez echo en falta una mayor continuidad en algunos bruscos saltos de tiempo que se producen entre los capítulos y agradecería que perfilara con más claridad a algunos personajes, como hace con Ángel, el protagonista, pero, a pesar de ello, Luna de lobos es una magnífica novela para todo el que quiera disfrutar con su lectura o aprender del oficio de su escritura.

2 comentarios:

  1. No te dejes atrás "La lluvia amarilla", todo un ejercicio de escritura, con una prosa impecable y un curioso desarrollo al revés de la trama.
    ¿Cuándo publicas?

    AG

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  2. Tomo nota de la recomendación.

    Para publicar primero hay que escribir. Y sólo tengo un borrador de los dos primeros capítulos y que aún está lejos de gustarme. Éste es un camino largo que me va a llevar años, pero estoy seguro que llegará a buen final

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