12 mayo, 2009

Gabriel García Marquez

Quizá no haya una novela que empiece de forma tan arrebatadora como Cien años de soledad, la imagen del coronel que frente al pelotón de fusilamiento recuerda como, muchos años antes, su padre le llevó a ver la nieve, me parece genial. El prólogo de otro libro suyo donde explica porque doce, porque cuentos y porque peregrinos describe de forma fantástica su particular proceso creativo. Todas las novelas de García Márquez parecen estar tocadas por un ángel y su universo es simplemente inigualable, pero de todas ellas me he quedado aquí con algunas de las joyas de la última que ha publicado: Memoria de mis putas tristes y que resulta casi imposible no leerse de un solo sorbo.

el sol va cambiando de ventanas en el transcurso del día
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Por esa época oí decir que el primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre.
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la fama es una señora muy gorda que no duerme con uno, pero que cuando uno despierta está siempre mirándonos frente a la cama
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El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor
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una vez más comprobé con horror que se envejece más y peor en los retratos que en la realidad

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