Cuando en 1936 estalló la guerra
en España 35.000 hombres y mujeres de más de 50 países se alistaron en la lucha
contra el fascismo y vinieron a nuestro país, desde todos los rincones del
mundo, a combatir en defensa de la República.
El 28 de octubre de 1938 los
altavoces en Barcelona anunciaron su despedida con solo 20 minutos de
antelación. El enemigo ya estaba cerca y la prudencia era necesaria. En pocos
minutos las calles se llenaron y más de 20.000 personas acudieron al desfile de
los 6.000 brigadistas que se marchaban. Muchos de sus compañeros caídos
quedaban en España para siempre.
En su discurso, Dolores Ibárruri
la Pasionaria, apenas contenía la emoción:
“Cuando los años pasen y las
heridas de la guerra se vayan restañando; cuando el recuerdo de los días
dolorosos y sangrientos se esfume en un presente de libertad, de paz y de
bienestar; cuando los rencores se vayan atenuando y el orgullo de la patria
libre sea igualmente sentido por todos los españoles, hablad a vuestros hijos;
habladles de estos hombres de las Brigadas Internacionales. Contadles cómo, atravesando mares y montañas,
salvando fronteras erizadas de bayonetas, vigiladas por perros rabiosos
deseosos de clavar en ellos sus dientes, llegaron a nuestra patria como
cruzados de la libertad, a luchar y a morir por la libertad y la independencia
de España, amenazadas por el fascismo alemán e italiano. Lo abandonaron todo:
cariños, patria, hogar, fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos y vinieron a
nosotros a decirnos: «¡Aquí estamos»!, vuestra causa, la causa de España es
nuestra misma causa, es la causa de toda la humanidad avanzada y progresiva”.
Fotografía de Robert Capa sobre el acto de despedida de las Brigadas Internacionales |
En la despedida se les prometió
la nacionalidad española a todos ellos, pero la promesa tardó más de 58 años en
cumplirse. En noviembre de 1996 el Parlamento español por fin lo hizo. Eran los
primeros meses del gobierno del que se iba a convertir en el peor presidente de
nuestra democracia. José María Aznar se negó a recibirlos, al igual que otras
autoridades del Partido Popular que se inventaron las más peregrinas excusas.
Pero el pueblo español les brindó el homenaje que se merecían.
Yo estuve en las gradas del viejo
Palau d’Esports de Barcelona la noche emocionante en la que recibieron el
cariño de la ciudad que los había despedido, en el preludio de la derrota, casi
seis décadas antes. Durante más de una hora, aquellos poco mas de 300 ancianos y ancianas volvieron
a desfilar felices –algunos de ellos con evidentes problemas de salud- entre
los aplausos entusiastas de una multitud que llenaba el recinto.
Al final del acto arreció la
lluvia y una improvisada cadena de voluntarios ofrecimos nuestros paraguas para
acompañarles a los autobuses. Aún recuerdo el brillo en sus miradas orgullosas
y su generoso agradecimiento, la felicidad por servirles de ayuda aunque solo
fueran unos segundos.
Entre las historias de este blog
aparecen las de algunos brigadistas como el holandés Frederik Stolk http://bit.ly/2VTRrrB , el francés André Malraux
http://bit.ly/2X5gdXa, el belga Paul
Nothomb http://bit.ly/30M8QWO, el inglés
George Orwell http://bit.ly/2X9mXmT, la rusa
Elizaveta Parshina http://bit.ly/2woCCmp, y otras muchas que permanecen en mi lista de intenciones a la espera del momento
oportuno.
Una me ha parecido maravillosa y no puede esperar más.
Hace unas semanas leí en una red
social la noticia del fallecimiento del último brigadista canadiense: Bill
Krehm. Me emocionó la fotografía: sobre su ataúd reposaba una única bandera, la
tricolor republicana. Setenta y un años después de abandonar España, el amor
por nuestro país quedaba claramente reflejado en esa imagen.
Esta mañana he leído otro mensaje
en la misma red social que llamó mi atención de inmediato. En México uno de los
últimos brigadistas vivos pasa por delicados momentos de salud y se pedían mensajes
de apoyo y gratitud.
Virgilio Fernández ya ha cumplido
cien años. Sólo tenía diecisiete cuando estalló la guerra. Le pilló trabajando
como practicante en el Hospital Princesa de Madrid. Sin dudarlo se alistó
voluntario y lo enviaron de sanitario al frente de Somosierra. Más tarde, ya
como teniente de los servicios sanitarios de las Brigadas Internacionales se
incorporó a la columna Dombrowski, -de la que también hablo en el blog - http://bit.ly/2wmizFf, formada sobre todo por polacos.
Participó en las batallas más
terribles: Guadalajara, Brunete, Belchite, intentando salvar vidas en primera
línea de combate. Cuenta cómo en la Batalla de Ebro llegaron a evacuar a más de
mil heridos diarios. La caída de Barcelona se produjo mientras trabajaba en el
Hospital de Sant Pau, donde robó una ambulancia a punta de pistola para poder
evacuar a heridos que solo podían esperar la muerte a la entrada de los
franquistas en la capital catalana.
En Francia pasó meses en el campo
de internamiento de Sant Cyprien, pero pudo reencontrarse con su familia y
exiliarse a México donde pudo licenciarse en medicina. Hace apenas un año
regresó por última vez a España y recibió el homenaje de políticos como Manuela
Carmena o Pablo Iglesias.
Esta misma mañana yo no sabía
quien era Virgilio Fernández. A lo largo de la investigación histórica que
realicé para escribir la novela que contase la historia de mi abuela materna,
me fui encontrando con la de centenares de héroes, la mayoría de ellos casi
anónimos, que no merecen dormir en el cajón del olvido.
Cuando comencé a escribir este
blog lo hice con la idea del que lanza una botella con un mensaje al inmenso
océano de internet sin saber quién lo acabará leyendo. En estos años han ido apareciendo personas
maravillosas. Ahora que el recuerdo de los días doloridos y sangrientos se
esfuma en un presente de libertad le seguiremos hablando a nuestros hijos de
los héroes que combatieron por legarnos un mundo mejor y más libre, les hablaremos
de personas como Virgilio. Sería un honor que leyera el mensaje.
Nota.- La esposa de Virgilio le leyó este texto y me dicen que le emocionó. Murió sólo unos meses más tarde, el 17 de diciembre de 2019.
Nota.- La esposa de Virgilio le leyó este texto y me dicen que le emocionó. Murió sólo unos meses más tarde, el 17 de diciembre de 2019.
Gracias amigo. Mi mujer me ha leido tu articulo. Espero continuen luchando el resultado de las elecciones no es favorable.
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