Despues de varias semanas sin intentarlo, he vuelto a presentar un microrelato al concurso de Hoy por hoy. A ver si esta vez tengo mas suerte...
Los hombres que a mí me gustan no saben llorar. Su rabia me produce un dolor morado que me ha ido acompañando, como una culpa a la que no logras despistar por las esquinas de la vida. La educación gris de mi padre, los celos amarillos de mi novio, la negra posesión de mi marido siempre vigilaron mis movimientos. El resultado: soy el desencuentro conmigo misma en la luz azul de un quirófano de hospital. Siempre hay un límite que no se sobrepasa, pensé yo hasta que rompió la orden de alejamiento. Era tarde para descubrirlo: dejarme al borde de la muerte le hizo aprender el significado de las lágrimas.
Los hombres que a mí me gustan no saben llorar. Su rabia me produce un dolor morado que me ha ido acompañando, como una culpa a la que no logras despistar por las esquinas de la vida. La educación gris de mi padre, los celos amarillos de mi novio, la negra posesión de mi marido siempre vigilaron mis movimientos. El resultado: soy el desencuentro conmigo misma en la luz azul de un quirófano de hospital. Siempre hay un límite que no se sobrepasa, pensé yo hasta que rompió la orden de alejamiento. Era tarde para descubrirlo: dejarme al borde de la muerte le hizo aprender el significado de las lágrimas.
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