maduran esta amargura maldita,
la mentira malherida que habita
en las curvas sagradas de tu pelo.
En tus manos busco el mejor consuelo
para mi sed, la ternura infinita
que va sumergiendo el deseo que grita
en las duras cárceles del anhelo.
Quiero ser la orilla blanca que besa
el océano incontenible de espuma
en tu boca complaciente y furtiva.
Suspiro por ver la tibia promesa
cumplida y que regreses a la bruma
amplia donde vive mi alma cautiva.
2
En la llamas de la pasión novicia
el alma es una erótica callada,
lázaro muerto en la distancia alzada
sobre un palacio insomne a la caricia.
El perfume de la ternura vicia
las estrellas de la noche embriagada
coagulando besos en mi mirada
que surca tus piernas con avaricia.
El mar está inundado de tus ojos,
tu risa rompió todos mis esquemas,
ahora parezco un animal herido.
Del amor sólo quedan los despojos,
un subsidio incierto de malos poemas
y un corazón parado en el olvido.
me fumo la madrugada dormida,
tu sexo de metáfora fingida
me arropa en el calor de la mañana.
Los besos no conocen la desgana,
tan sólo la pasión incontenida,
que celebra la vergüenza perdida
en la ropa que duerme en la ventana.
Mi lengua es un ejército vencido
por tus senos que están librando acoso
en mis manos sedientas de abordaje.
Quiero asaltar el castillo construido
entre tus piernas, traspasar el foso
de tu pubis protegido entre encaje.
4
Mi ojos asolados por el viento
buscan, entre la tupida espesura
de tus piernas, esa fruta madura
y dulce que me sirve de sustento.
Me desespero como un lobo hambriento
que devora con furia tu alma pura,
el látigo atroz de tu lengua oscura
va inundando el mar de mi pensamiento.
Las luces más agrestes de la aurora
no recuerdan el suspiro lejano
y mágico que la pasión desata.
El fragor de la batalla sonora
se pierde en la penumbra de tu mano
que me da la vida y luego me mata.
5
Entre el olvido y la concupiscencia
vive el sumiso amor enamorado,
en el mar de los celos desterrado
saciando una noche llena de urgencia.
En la vigilia de la confidencia
arde rápido el beso suplicado
sobre tu cuerpo suave, derramado,
donde no se concibe la violencia.
Los ojos fieros, de fragua brillante,
que tiene el deseo me miran con miedo
a perderte en el ocaso sin luna.
En tu cuerpo clandestino y radiante
como un naufrago cansado me quedo
sabiendo, mujer, que eres muerte y cuna.
desemboca el río de mi alma herida
y se olvidan en tu blusa florida
todos los pensamientos de mi mente.
La sal y el carmín me cubren la frente,
esa sal de la derrota escondida
y el carmín de la hermosura prendida
en la silueta de tu cuerpo ausente.
Me pierdo en esa lágrima de escarcha
que se asoma a tus ojos de rocío
y se ahoga en tu boca de canela.
Cuando el calor de tu vientre se marcha,
solo me deja las huellas del frío
y una jaula donde nunca se vuela.
7
Los suspiros del alba van volando
por tus labios tristes queriendo besar
la madrugada que asesinas, pintar
los soles donde amanece nevando.
Una brisa suave viene silbando
entre tu pelo y las lágrimas del mar
se dibujan, prisioneras del azar
en tu boca mientras me estas hablando.
La ternura, que en tu cuerpo me humilla,
es un endecasílabo perdido
en el laberinto donde te poseo.
Somos nombres escritos en la orilla
esperando las olas del olvido
porque el amor es más frágil que el deseo.
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