Alberto Méndez era un escritor desconocido que escribió su primer y único libro a los 63 años: Los girasoles ciegos es una hermosa y triste novela que entrelaza historias de perdedores de la guerra civil. Su autor murió apenas un año más tarde sin disfrutar de la fama, los premios, la película…Yo me he quedado con hambre de más lecturas suyas. De los cuatros relatos el cine sólo se quedó con uno, yo personalmente prefiero el del capitán del ejército de Franco que decide desertar justo un dia antes del final de la guerra y, pudiendo elegir la victoria, se hace partícipe de la derrota.
Aunque todas las guerras se pagan con los muertos, hace tiempo que luchamos por usura. Tendremos que elegir entre ganar una guerra o conquistar un cementerio.
La violencia y el dolor, la rabia y la debilidad, se amalgaman con el tiempo en una religión de supervivencias, en un ritua de esperas donde entonan la misma salmodia el que mata y el que muere, la víctima y su verdugo.
Un desertor en un enemigo que ha dejado de serlo, un rendido es un enemigo derrotado, pero sigue siendo un enemigo.
A media mañana, cuando la luz del día convertía aquel hangar en una jaula de nostalgias rezadas en voz baja, en el silencio imposible de centenares de hombres hacinados, se oyeron los primeros nombres
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